El fragmento de la primera consulta al otorrino

El fragmento de la primera consulta al otorrino es el que más refleja la deficiente comunicación en la relación médico – paciente. La doctora actúa de forma autómata y despersonalizada desde que entra en la consulta, pues no comprueba el nombre del paciente, ni ella se presenta, no lo saluda formalmente a pesar de que le ofrece la mano, sino que le pide que se siente directamente en la silla de exploración, y le pregunta qué le pasa mientras que enciende el monitor del laringoscopio y coloca todo lo necesario para la exploración, tampoco le hace historia clínica, solo los síntomas que le comenta  y va directa a la exploración, pues ésa es la que le dará  el diagnóstico y le orientará en la opción terapéutica, es en lo único que se centra la doctora. A pesar de que el paciente es médico y conoce todos los aparatos de la sala y tiene conocimientos sobre la materia, se muestra vulnerable, intimidado y agredido por el medio, ya que no se le explica la exploración que va a realizar, ni lo que está utilizando, ni con qué fin.

El paciente durante toda la consulta intenta establecer lazos empáticos con la doctora pero ella en ningún caso muestra cambios en su expresión y continúa distante, incluso se retira físicamente del paciente para darle el diagnóstico. Sin mediar ninguna aclaración le dice que tiene cáncer, espera 3 segundos a la reacción del paciente y le dice que va a pedir una batería de pruebas y una biopsia para el día siguiente, lo único que le pregunta al final de la consulta es ¿de acuerdo? y se marcha.

No se ofrece para resolver dudas, ni le habla sobre el pronóstico o los tipos de tratamientos posibles, no le dice que lo primero que tiene que hacer es dejar de fumar para conseguir mejores resultados, no le ofrece ningún vínculo para que pueda acceder a ella, ni ella se preocupa de la reacción del paciente ante la información que le acaba de dar y lo que implica. Es sólo un caso más de neoplasia de laringe pendiente de biopsiar.

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