El ver esta película te hace reflexionar acerca del pilar fundamental sobre el que se sustenta la Medicina, que es la razón por la que su existencia adquiere sentido: el paciente. El paciente no es solo un número de historia, o un órgano aislado y defectuoso que hay que reparar, ni siquiera es un cliente que recibe un servicio y se va. El paciente es una persona, como también lo es el médico que le atiende, y como tal, tiene inquietudes, siente angustia y miedo ante la nueva situación en la que se encuentra a causa de una enfermedad, no sabe qué va a ser de él… y acude al médico buscando no solo el volver a gozar de una salud física, sino también respuestas, consuelo, comprensión y un poco de humanidad. Es por ello, que destaco una frase de la película, repetida en varias ocasiones por el protagonista, que contradice todo lo comentado: “Entras, lo arreglas y te vas”. Esa actitud va en contra de toda ética y moral, no solo profesional, sino también humana. No somos mecánicos que reparamos un motor, sino que atendemos (en el más amplio sentido de la palabra) a personas.

He de comentar también sobre esta película, que no estoy de acuerdo con que se generalice tanto esta actitud en los médicos, pues por suerte, en la vida real, hay muchísimos que son grandes profesionales, y mejores personas, que aman su labor y a aquellos por los que llevan a cabo dicha labor. Además, esta película contiene una visión muy escotomizada, pues solo presenta al médico deshumanizado, sin dejar constancia de la presión asistencial, administrativa y burocrática a la que se enfrentan cada día los profesionales, ni de la cantidad de obstáculos que solventan en cada una de sus actividades, pudiendo crear una idea errónea sobre ellos en sus pacientes. Por otra parte, esto nos lleva a plantearnos hasta qué punto un médico debe involucrarse y hacer suyos los problemas de los cientos de pacientes que pasan por sus manos… supongo que es todo un arte el encontrar el término medio en el buen quehacer del médico.

Resulta muy interesante ver la evolución del personaje principal, desde su situación de médico distante, que minimiza y prácticamente se mofa de las desgracias de los pacientes, hasta la posición de profesional cercano, comprensivo y amigo, fruto de la vivencia en primera persona de cada uno de los padecimientos de los pacientes. Empezando por la propia enfermedad, los sentimientos a flor de piel, las dudas, temores, relación con la familia y con el médico…continuando por las esperas interminables para ser atendidos o conocer el resultado de una prueba (con la angustia que ello conlleva), la cumplimentación de papeleo y burocracia una y otra vez, los errores médicos, la decepción de un tratamiento que no funciona, la incertidumbre ante el resultado incierto que una intervención puede tener sobre la calidad de vida propia… y terminando por un sentimiento de soledad… soledad en una sala de espera, en el interior de un escáner, en una habitación… soledad ante la enfermedad, que solo puede compartir con alguien con un padecimiento similar al suyo (en este caso, su amiga June). Todo este mar de vivencias, le hicieron ponerse en el lugar del otro y cambiar su filosofía de trabajo y de vida… cosa que trataba de mostrar a los estudiantes al final de la película, haciéndolos vivir esta situación en su propia piel, pues nadie escarmienta en cabeza ajena…

Por último, subrayar dos palabras de boca del doctor, cuando le plantean cambiar el tratamiento, contando con la opinión de dos facultativos, y él expresa: “Y conmigo”… Para mí, esto es primordial, pues no podemos creernos dueños y señores de las vidas de los demás… sus vidas son suyas… nosotros no podemos hacer otra cosa que orientarles y ofrecerles todo lo que esté en nuestra mano para ayudarles… pero la última palabra sobre la toma de una decisión la tiene el paciente, que es el principio y el fin del porqué de la Medicina.

Mª del Mar Moreno Galera
Estudiante 6º Medicina H.U.V. Valme
Curso 2011/2012



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