Para el Dr. Mac Kee la relación médico-paciente, una relación que se acerca más a aspectos técnicos y científicos que a lo propiamente humano.

El comienzo de la historia deja ver que se trata de un relato bastante real. Son distintos elementos los que se pueden observar en las primeras escenas que hacen que la película se aproxime en gran medida a la realidad, como es el ambiente informal y el toque humor que se respira en quirófano y también el  hecho de que los profesionales consideren que tratan a un órgano únicamente y no a una persona. Actualmente, son muchos los médicos que no tienen en cuenta que tratan seres humanos, que en su relación con sus pacientes  no empatizan, no se ponen en el lugar del otro y sus actuaciones están carentes de sentimientos.
La película se puede dividir en dos partes: antes y después de que el Dr. Mac Kee pase a ser paciente. Contrasta mucho la actuación que tiene este médico una vez que ha sentido lo que es ser un paciente y como a partir de entonces su modo de ejercer cambia radicalmente.
Al principio la actuación del Dr. Mac Kee con sus pacientes es fría, no se detiene  a escucharles y no conoce ni siquiera el nombre de éstos. No parece importarle nada con respecto a ellos, considerándolos usuarios sin más y sin profundizar en aspectos en relación a sus vidas. Solo le interesa su trabajo, hacerlo bien, sin tener en cuenta aspectos más trascendentales. Le da consejos a sus residentes de cirugía del tipo: “más que el cariño importa un corte limpio”, con ello se refleja lo que es para el Dr. Mac Kee la relación médico-paciente, una relación que se acerca más a aspectos técnicos y científicos que a lo propiamente humano.
A raíz de diagnosticarle un carcinoma de laringe, el Dr. Mac Kee pasa a ser un paciente. La película plasma muy bien todo aquello a lo que debe enfrentarse una persona enferma para ser atendida en la actualidad, ya que, la medicina está muy deshumanizada y aspectos burocráticos y económicos son los que sustentan el sistema sanitario de hoy en día. Es por ello, que el Dr. Mac Kee debe someterse a pruebas invasivas (en uno de los casos incluso innecesariamente debido a un error del sistema), debe rellenar formularios interminables solo por puro trámite en sucesivas ocasiones,  debe esperar largos periodos de tiempo para ser atendido e incluso vive como se cancela una cita para su tratamiento con motivo de una reunión de la  organización del hospital. Además de ello, la doctora que lleva su caso, es una persona muy distante, no desarrolla una buena comunicación verbal  en la relación médico-paciente y es realmente una persona insensible a la hora de dar malas noticias. Todas estas experiencias van calando al Dr. Mac Kee, además a esto se le añade la evolución no favorable de su enfermedad. Todo ello, más sus vivencias personales como consecuencia de su patología hacen que el Dr. Mac Kee, como consecuencia, pase a tener un trato humano con sus pacientes, deje la medicina deshumanizada a un lado y se interese realmente por aquellas personas a las que trata.
Deben pasar todos estos hechos en su vida para que se interese por el paciente como persona y deje entonces de tratar órganos únicamente. En mi opinión, es triste que tengan que transcurrir situaciones de estas características para hacer ver a un médico, en este caso cirujano, que detrás del paciente también hay una familia, unos sentimientos, un sufrimiento, un trabajo, unas inquietudes, un nerviosismo, unos conflictos internos… en definitiva una vida.
Debido a ello, el Dr. Mac Kee modifica su modelo de enseñanza hacia sus residentes, pasa a ser una persona totalmente opuesta a la anterior y comienza por enseñarles algo que él ya ha aprendido y es crucial en esta profesión: ser paciente.

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