PRUEBA DE “SU PROPIA MEDICINA”

Esta película es un claro ejemplo de los papeles que juegan el médico y el paciente en el sistema sanitario. Lo más importante y destacable de la historia es el cambio de los sentimientos cuando cambian los roles.

La película queda dividida en dos partes: cuando actúa como médico y cuando actúa como paciente. Esta división queda muy clara con el uso de la bata blanca.
Jack, al principio, imparte lecciones a sus alumnos, y claramente expresa cómo deben dedicarse a curar al paciente y no intentar comprender en cómo se sienten éstos. Y esto se ve en la película por ejemplo, cuando atienden al joven que ha intentado suicidarse. En esta etapa de la película, su trato es degradante, autoritario e insensible hacia los enfermos, y esto hizo que me sintiera incómoda, y que me preguntara ¿cómo puede alguien tratar así a otra persona? ¿Por qué los médicos se creen superiores y con el derecho de humillar al otro? Y aunque parece que hoy en día muchos de los sanitarios critican también esto, otros muchos pasan por obviarlo.

Cuando Jack es diagnosticado de cáncer, intenta por todos los medios imponerse y hacer ver a la gente que él es médico de ese hospital. De hecho, no quiere rellenar los formularios, no quiere subir en silla de ruedas, entra en las zonas privadas sin permiso, consigue los resultados de sus pruebas enviando a compañeros… Ni siquiera en esta situación se da cuenta de cómo él ha tratado a los enfermos, sigue siendo autoritario, y no asume el papel de enfermo, ya que quiere seguir trabajando y no admite que se compadezcan de él.

Todo es así hasta que encuentra a June, la joven con el tumor cerebral. Esta chica le ayuda a entender cómo se sienten los pacientes ante el trato y las actuaciones médicas, y por supuesto ante la enfermedad. Sin duda, es un claro ejemplo de fortaleza y ganas de vivir, que ayudan a Jack a seguir hacia adelante. Con ella aprende a disfrutar de lo que tiene, aprende a ser paciente y aprende a ser “médico”. Desde este momento, la forma de pensar de Jack cambia, e intenta ayudar a sus pacientes, intenta ser amable con ellos y entender su situación, y sobre todo consigue darse cuenta del error que iba a cometer al intentar encubrir una negligencia efectuada por un compañero y amigo suyo. Pero, ¿realmente es necesario pasar por una enfermedad para saber cómo se sienten los pacientes? Pues indudablemente no. Claro está que cuando eres paciente sientes cosas que cuando eres médico no las sientes, pero en ello está gran parte de la profesionalidad, pues ante todo el médico tiene que ser persona, y tratar a los demás como tal. La empatía es fundamental en el ejercicio de la medicina, y a veces es difícil ponerla de manifiesto por las connotaciones del paciente o por las circunstancias que rodean al médico en un momento determinado, pero siempre hay que ser consciente de que hay una persona que está sufriendo, y nuestro deber moral como médicos es ayudarla. Y todo esto se refleja muy bien en la película cuando Jack se involucra con sus pacientes, como por ejemplo, con el hombre que necesitaba un trasplante de corazón. Es un cambio radical que también se evidencia en cómo saluda a sus pacientes por el pasillo y se para en la sala de espera para preguntarles cómo están.

Como médico y como paciente que ha sido, ahora intenta transmitir a sus alumnos la importancia de conocer el nombre de los pacientes, de ser empáticos y entender lo que están pasando como consecuencia de las actuaciones sanitarias… Además de ser importante el saber cómo se sienten los pacientes para saber cómo tratarlos en determinados momentos, también es importante para conocer en muchos casos la evolución de una enfermedad, y en ello nosotros podemos influir.

En definitiva, el final de la película muestra cómo Jack ha cambiado, valorando mucho más lo que tiene: su mujer, su hijo, sus compañeros, sus pacientes… Y sobre todo, es “médico”, porque es una condición necesaria para ejercer la medicina el ser empático con el paciente y respetarlo ante todo. Creo que el hecho de ponerte una bata blanca no da derecho a ser autoritario ni a humillar a nadie. Además, como un muy buen profesor mío me dijo: “cuando te pones la bata tienes que olvidar lo que te esté pasando en tu vida, los pacientes no tienen culpa de eso y no se puede pagar con ellos nada”. Y aunque esto es muy difícil, sin duda, hay que tenerlo presente siempre.

I.M.G.L

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