No recuerdo quién era el autor de
esta frase, pero me parece una buena forma de resumir la película.
El protagonista es un cirujano
que sólo se dedica a curar la enfermedad, sin tener en cuenta los sentimientos de
los pacientes. Se dice mucho que las especialidades quirúrgicas tienden más a
curar la enfermedad en sí, y que las médicas conllevan más un seguimiento más
detenido y prolongado del paciente. Mi opinión es que, en cierto modo, esto es
verdad, pero el cirujano nunca puede tratar al paciente como una máquina, sino
que debe tener siempre presente que es un ser humano. Por ejemplo, la
comunicación del padecimiento de un cáncer (como es el caso de la película)
debe hacerse con la más exquisita delicadeza y sensibilidad, ya que se trata de
una enfermedad grave y que muchas veces lleva asociada la muerte.
En la película, el médico se
siente despreciado cuando está en la situación de paciente. Recibe el mismo
trato que él les ha dado en multitud de ocasiones a sus enfermos, y esto le
hace reflexionar y cambiar su actitud en el futuro. Es decir, el cáncer de
laringe que sufre le hace adquirir una actitud de empatía para con sus
pacientes, algo que es fundamental en el ejercicio de la medicina. Esta actitud
es primordial en nuestra profesión, y creo que la película “El doctor” refleja
estupendamente lo que NO debemos hacer cuando ejerzamos. Es verdad que la
medicina es una profesión bastante bien pagada y apetecible para mucha gente en
este sentido, pero quien no sea capaz de tener empatía o quien infravalore la
situación o preocupaciones de sus pacientes, siempre puede dedicarse a otra
profesión en la que se trate con usuarios o clientes, no con personas enfermas…
En definitiva, el paciente es
siempre un ser humano, con sentimientos, y debe ser tratado desde un punto de
vista biopsicosocial (modelo holístico). Esto es fundamental en Medicina de
Familia, especialidad que, por otro lado, es incompatible con un modelo
exclusivamente biológico. Ángel
Vélez Venegas, 6º Medicina, Hospital de Valme.
1 comentario:
El autor era Hipócrates.
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