“Lo que no quieras para ti, no lo quieras para los demás”

La primera vez que vi esta película fue en segundo curso de la licenciatura, me parecía que se salía un poco de la realidad, no me encontraría nunca un médico como el Dr. Mackee, un médico que viese su profesión como un mecánico de coche “entras, lo arreglas y te largas”, un médico que  en la mesa de quirófano bromea sobre la supervivencia del paciente, o que subestima la forma de trabajar de los compañeros, en ese caso me refiero a la crítica del Dr. Mackee hacia el otorrinolaringólogo, pues éste, en cada intervención le habla al paciente sobre lo que está haciendo o le va informando de cómo evoluciona, aún estando bajo los efectos de la anestesia. La película nos enseña a un médico que se ríe de las dudas y preocupaciones de los pacientes porque a él le parece que no son importantes. Hasta que desgraciadamente le toca ser “uno más” de ellos.

Desde el momento en el que el Dr. Mackee entra en el hospital siendo paciente, no médico, comienza a verse una evolución en su forma de pensar y de actuar. Está viendo desde el otro lado cómo se siente el paciente, comprende sus miedos, no sólo por padecer un cáncer de laringe, si no porque el paciente de repente se encuentra en una habitación que desconoce, casi desnudo, con personas desconocidas que van entrando o saliendo y que casi sin presentarse le extraen sangre, cambian sondas… Vive desde fuera cómo le sienta al paciente que  no se tenga en cuenta su opinión a la hora de elegir un tratamiento, que su historia clínica sea conocida por otro médicos pero que el paciente no pueda explicar a sus familiares qué es lo que padece porque o el médico no se ha parado a informar al paciente, o no ha hecho todo lo posible para que el paciente lo entendiese.

Al volver a ver la película he podido recordar algunos ejemplos de médicos reales que he conocido en prácticas hospitalarias, prácticas que me han servido para saber cómo NO quiero ser, igual que me han ofrecido la oportunidad de presenciar habilidades de comunicación ejemplares. Por supuesto, no creo que la película refleje lo que los pacientes encuentran todos los días en un hospital, pero no está de más que de vez en cuando nos paremos a pensar cómo podríamos mejorar el ejercicio de la medicina sin tener que padecer una enfermedad, si no teniendo la capacidad de empatizar de una forma sincera con aquel que necesita ayuda. Como ya se ha dicho, no es cuestión de ser médicos, si no personas.

Las habilidades comunicativas, no es algo que se enseñe en la carrera de Medicina, y aunque no estaría de más que se hiciera, también debemos saber que no es un campo exclusivo de la Medicina, sino que debe ser inherente a todos los seres humanos, partiendo de normas morales que nos autoimpongamos. Existe un refrán que refleja la situación de forma clara “Lo que no quieras para ti, no lo quieras para los demás”.
M.T.M.R. 6º de Medicina. H.U.V. VALME. Curso 2011/2012.

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