Un film que ningún profesional de la salud debería dejar de ver

Tras ver “El doctor” es inevitable no considerar en algún modo el tema de la relación médico-paciente. Desde mi punto de vista esta película además de reflejar la historia de un médico, está hecha a la perfección para que todos los que nos movemos en el ámbito de la salud aprendamos un poco de ella.
En mi opinión Jack, el protagonista, es el modelo de doctor que se nos ha estado vendiendo durante mucho tiempo en los medios: un especialista, que trabaja en un gran hospital rodeado de la mejor tecnología existente y que maneja las técnicas quirúrgicas más punteras que nos podamos imaginar.  Es más un técnico que un cirujano, él “entra, arregla, y se va” sin ni siquiera saber el nombre del usuario que muerto de miedo y desesperanzado se encuentra debajo del campo donde se encuentra operando.  
Si extravasamos esto a la vida real y tenemos en cuenta la trayectoria de la medicina sobre todo en nuestro país es normal que todos confiemos en la tecnología y en los nuevos avances, además no es infrecuente que incluso estemos dispuestos a pagar desorbitadas cantidades de dinero en una consulta privada para dar solución a un problema de salud basándonos en la creencia de que si algo es más caro es mejor.

Sin embargo, esta tecnificación y especialización médica está teniendo un alto coste a nivel de calidad sanitaria. Está demostrado, que el nivel de salud de una comunidad que cuenta con el máximo de recursos existentes aumenta hasta un determinado punto pero llega el momento en el que por mucha tecnología que tengamos la sociedad no mejora en mayor proporción. Por lo tanto, de aquí extraemos que el paciente no es sólo su patología y que debe haber algo más que deteriore su calidad de vida. Es aquí donde entra en juego lo humano, la empatía, la solidaridad con el otro… detalles del quehacer cotidiano del médico que van a curar tanto o más que el trasplante de cara más complejo. Es en este aspecto donde falla Jack y tantos otros médicos como él que ejercen un modelo médico biológico en detrimento de uno biopsicosocial.

La película “El doctor” cuenta una cura de humildad: nos pone a un eminente cirujano en la sala de espera de un servicio de radioterapia como uno más del rebaño tras ser diagnosticado de un cáncer laríngeo.  Tras este suceso es impactante el cambio en su manera de ejercer y en el trato con los que le rodean, se da cuenta de lo valioso de la empatía y de saber aportar calor y apoyo en momentos de desolación; empieza a implicarse con sus pacientes, a preocuparse por su calidad de vida… comienza verdaderamente a ser médico. Al mismo tiempo se apoya en otras personas que como él tienen un tumor y descubre lo espiritualmente beneficioso de sentirse comprendido.

En mi opinión, es un film que ningún profesional de la salud debería dejar de ver ya que además de entretener aporta una visión de conjunto y unos valores que inducen a reflexionar sobre la manera de cómo estamos haciendo las cosas y lo importante de una óptima relación interpersonal médico-paciente en todos los sentidos. Mª De Gracia Gómez Prieto 6º Valme

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